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Actualidad

Comentario a las lecturas del domingo 28 de julio

   Necedad y sensatez

El evangelio nos presenta el reverso de lo que es el núcleo esencial del mensaje de Cristo. Jesús ha venido a comunicarnos que somos hijos de Dios, que nuestro Padre nos cuida y que, por consiguiente, es preciso hacerse como niños, confiar en el Padre que sabe lo que necesitamos y dejarnos cuidar (Mt 6,25-34).

El pecado del hombre del evangelio es que no se ha hecho como un niño: ha atesorado, fiándose de sus propios bienes, en vez de confiar en el Padre. La clave la dan las palabras de Jesús al principio: «Aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Por eso este hombre es calificado como «necio». Su absurda insensatez consiste en olvidarse de Dios buscando apoyarse en lo que posee, creyendo encontrar seguridad fuera de Dios.

En efecto, la autosuficiencia es el gran pecado y la raíz de todos los pecados, desde Adán hasta nosotros. La autosuficiencia que nace de no querer depender de Dios, sino de uno mismo, y lleva a acumular dinero, conocimientos, bienestar, ideas, amistades, poder, cariño e incluso virtudes o prácticas religiosas. Justamente lo contrario del hacerse como niño es el sensato; su humildad y confianza le abren a recibir todo como un don, incluidas las inmensas riquezas de «los bienes de allá arriba». El que busca afianzarse en sí mismo en lugar de recibirlo todo como don es necio y antes o después acabará percibiendo que todo es «vaciedad sin sentido».

Dicen que John Lennon repetía siempre una frase que dice: “la vida es aquello que pasa, mientras hacemos otra cosa”. Jesús cuenta, de otro modo, la misma idea. El hombre del relato, de la parábola, cree que la “vida”, su “vida” es acumular dinero para encontrar seguridad de que lo que vive es VIDA. “Guardar la cosecha” es el objetivo fundamental. La frase que Jesús pone en sus labios, refleja la intención fundamental del personaje de la parábola: “Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, como, bebe y date buena vida”. Pero hay otras fuerzas, hay otro poder fuera del poder del dinero, visto como valor de seguridad.
La vida, es mucho más que “tener”, la vida es más que “acumular”. Cuenta Tony De Mello, sacerdote Indio, Jesuita, que un hombre huía del tigre, en su huida se sube a un árbol, cuando levanta la cabeza se encuentra con que el tigre está a metros de él, en el mismo árbol. Piensa en tirarse al suelo y tratar de escapar… pero ve que el árbol es una morera, ¡y tiene frutos cerca! Come una mora, y experimenta su intenso sabor… para De Mello eso es la vida, vivir el instante. Ocuparnos de las cosas, pero saber que la “vida” es ese instante en el cual disfrutamos el momento, intensamente, con gusto y alegría.
Tal vez el rico a los ojos de Dios sea el que no “amontona”, el que, al revés, disfruta lo bueno de cada instante.