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XXX años de la Jornada Mundial de la Juventud en Santiago

El 19 de agosto de hace 30 años, Santiago de Compostela era un auténtico hervidero de jóvenes: la ciudad acogía la IV Jornada Mundial de la Juventud, bajo el lema «Yo soy el Camino, la verdad y la Vida». Desde una semana antes fueron llegando los miles de jóvenes que acudieron a la llamada de Juan Pablo II. El canónigo don Salvador Domato, que ya se había encargado de organizar la visita papal del 82, fue nuevamente designado para coordinar el evento: «sabíamos que el Papa quería un encuentro festivo y de oración en la tarde del sábado con los jóvenes y que el domingo por la mañana había que celebrar una misa… y que dormía aquí… lo demás, nos lo inventamos nosotros» . El periodista Javier Aguado, que cubrió el acontecimiento para El Correo Gallego, subrayó que la semana previa a la llegada del Papa fue ya un «acontecimiento, con catequesis en distintos idiomas por las parroquias, ciclos de conferencias, de cine, festivales, el Festival Internacional de la Juventud

Don Salvador Domato compartió algunas anécdotas de los preparativos, como la búsqueda del emplazamiento para los  actos centrales,  la vigilia y la eucaristía. Se pensó en el Monte Viso, también en Monte Pío… para acabar finalmente en el Monte do Gozo. Eso, a pesar de que cuando realizaron la visita con el Cardenal Pironio, había «dieciseis árboles mal contados y toxos de tres metros… lo que llevó al prelado a asegurar: aquí hay mucho monte y muy poco Gozo». Domato le replicó que para la visita del Papa, unos nueve meses después, la zona estaría irreconocible, y así fue.

Mucho se ha escrito de que la JMJ de Santiago cambió la forma de celebrar los encuentros con el Papa y los jóvenes y también la vida de muchos de ellos: fue el caso de Javier Porro, delegado de apostolado seglar joven profesor en 1989, que sintió la llamada a la vocación sacerdotal en las palabras de Juan Pablo II de hace 30 años.