La historia bíblica nos cuenta que los Reyes Magos cuando fueron a visitar a Jesús le llevaron de obsequio oro, incienso y mirra. Más que el regalo en sí, me llama la atención el que hayan sido tres personas las que pudieron seguir esa estrella y llegar a conocer a El Salvador.
Tengo la idea que Dios algo nos dice con el número tres. Si nos ponemos a pensar y a investigar en profundidad, el número tres aparece cuatrocientas sesenta siete veces mencionado en la Biblia tanto de manera explícita como implícita. Pensemos en la divinidad de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, pensemos en la resurrección de Jesús que fue al tercer día, pensemos en los ángeles exclamando “Santo, Santo, Santo”y así podemos seguir citando eventos en que el número tres aparece mencionado.
De acuerdo a diversos estudios teológicos, el número tres se relaciona con la resurrección y con la divinidad, lo que explicaría el que los Reyes Magos hayan sido tres y hayan llevado tres regalos a Jesús, reconociendo su divinidad y confirmándola a través de este acto. Hay estudiosos aún más aplicados que señalan que cada elemento significa algo; por su parte, la mirra sería símbolo del hombre, el incienso sería el símbolo de Dios, y el oro sería el símbolo del Rey, los tres reflejo de la naturaleza de quien descansaba en el pesebre aquella noche.
Mirando un pesebre hace pocas noches atrás, pensaba en qué regalo me hubiese gustado llevarle a Jesús aquella noche…pensaba en tres cosas que hubiese escogido y me costaba mucho trabajo decidirme, pensaba en objetos materiales, pensaba en elementos simbólicos…sin poder decidirme bien. Pensemos en que si Jesús es EL REY ¿qué podría faltarle? Es difícil pensar en algo, es como regalarle algo a un niño que tiene todo lo que quiere, o bien, muchos familiares que le hacen regalos. No podemos decidir y pensamos que cualquier cosa podría ser de poco valor.
Pese a lo anterior, creo que cada uno de nosotros debe pensar y meditar en qué tiene para regalarle a Jesús, no necesariamente debe ser algo material, pero puede ser nuestra juventud, nuestra fidelidad y nuestro amor, por ejemplo; también puede ser nuestra profesión, nuestro compromiso y nuestra pasión…pueden ser infinitas combinaciones, pero lo más importante es que esto que regalemos pasará a la historia, tal como lo fue el oro, el incienso y la mirra en ese momento. Esos tres hombres tal vez nunca imaginaron que lo que daban saldría escrito en alguna parte o que sus nombres serían recordados por siempre, es más, luego de visitar a Jesús no vuelven a aparecer más en la historia bíblica, pero sí marcaron un hito, tal como tú y yo podríamos hacerlo. Es extraordinario lo que produce el dar, genera trascendencia y eso es algo que marca tu vida y la de los demás.
Que en todo momento podamos reflexionar sobre “los regalos” que estamos dándole a Cristo y también a nuestras familias, que Él y ellos reciban lo mejor de nosotros, aquello que produce cambios y marca historias. Transformémonos cada uno de nosotros en un Melchor, en un Gaspar y en un Baltasar.