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El arzobispo aboga por convertir las redes sociales en una auténtica comunidad que garantice el respeto a las personas

  • Carta pastoral  en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en la que felicita a los profesionales y les pide crear una “cultura de la información auténticamente humana”

El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, acaba de hacer pública una carta pastoral con motivo de la LIII edición de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, a celebrar en la festividad de la Ascensión, en la que apuesta por convertir las redes sociales en una auténtica comunidad que garantice el respeto a las personas. En dicha carta, el arzobispo compostelano recuerda que en el mensaje del Papa para esta efemérides, Francisco expresa su preocupación por encontrar un sólido “fundamento antropológico que permita la utilización de estos modernos recursos tecnológicos para superar el individualismo y llegar a constituir una auténtica comunidad humana”.

En la carta pastoral, monseñor Barrio felicita “a los profesionales de la comunicación por su trabajo y su dedicación para crear una”, al tiempo que invita a todos los diocesanos “a leer este mensaje sustancioso del papa Francisco para darnos cuenta de que “el auténtico camino de humanización va desde el individuo que percibe al otro como rival, hasta la persona que lo reconoce como compañero de viaje”.

En esta ocasión, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tiene como lema “Somos miembros unos de otros” (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana”. Monseñor Barrio explica que “la Iglesia siempre ha sido comunicadora y ha utilizado los instrumentos que cada época histórica ponía a su disposición para transmitir el mensaje de Cristo”. Y comenta que: “no se nos ocultan las potencialidades de las redes sociales para comunicarnos instantáneamente o para recibir información en tiempo real de acontecimientos lejanos. Hemos aprendido a convivir con estos recursos y no es fácil prescindir de ellos en la vida diaria. Pero la utilización de estas nuevas tecnologías conlleva riesgos, algo que viene centrando la atención y la preocupación de muchos expertos y de muchos padres y madres atentos a las consecuencias que todo ello puede tener en la formación de sus hijos. Entre estos riesgos están el ciberacoso que sufren muchos menores, la presencia de falsedades y manipulaciones en internet o  las amenazas a la privacidad”.

El arzobispo de Santiago precisa, además, que “nuestro reto como cristianos es ser capaces de aportar nuestro granito de arena para que lo que valoramos realmente como red se transforme en comunidad. Y para ello el centro debe ser la persona. No debemos admitir que una relación que llamamos en términos coloquiales “virtual” sustituya a la “comunión” personal, al encuentro real, físico, presencial, de corazón a corazón. La comunicación personal es garantía de esa comunión que nos respeta como personas y que nos libera de ser meros instrumentos u objetos”.