CUMPLIMIENTO
¿Quién ha ido más lejos? ¿El pródigo o el hermano siempre en casa y en el trabajo? Existe un permanecer sin amar y sin alegría, que representa una traición baja la apariencia de la fidelidad y de la regularidad. El hijo mayor que se queda, pero sin lograr sintonizar con el corazón del padre, sin captar su alegría, sin aprender sus puntos de vista, no se ha alejado. Ha hecho algo peor: Ha permanecido siempre «distante». Se puede «obedecer» exactamente y no tener nada que ver con el padre. Su misma obediencia no le ha contentado, no le ha llenado de alegría, desde el momento que reprocha a su padre no haberle dado nunca un cabrito para celebrarlo con sus amigos. Tiene necesidad del premio.
Evidentemente no considera premio, alegría, la posibilidad de observar los mandatos del padre. Y, en el fondo, piensa que el hermano «pródigo» al menos se ha divertido, mientras que él ha tenido que obedecer… No entiende que la separación es ya castigo y que la cercanía es premio, satisfacción.
La cuestión no es irse o quedarse. Sino permanecer «de una manera concreta».