Ha comenzado la Semana grande de los cristianos: la Semana Santa. Durante estos días intentaremos acompañar a Cristo en su Pasión, muerte y Resurrección. El pórtico de entrada es el Domingo de Ramos. La iglesia parroquial de Santiago estaba llena a rebosar, sobre todo con rostros de gozo, de ilusión, que permitían recordar lo jovial y encandilante de vivir la fe. Acoger a Cristo y acompañarle en su entrada triunfal significa, en definitiva, abrir nuestros corazones a el, y aclamarlo con nuestra vida.